Provincia de Barcelona


Santa Maria de Lluçà
(Lluçà, Osona)

42º 03,017'N ; 2º 2,153'E     




Situada dentro del término del castillo de Lluçà, la encontramos documentada desde el año 905, cuando fue consagrada por el obispo de Vic Idalguer, en un lugar donde previamente había existido otro templo. De estos dos templos no nos ha llegado ningún vestigio, pues la iglesia que podemos contemplar hoy en día se empezó a edificar en el siglo XII, momento en que se construyó una canónica agustiniana. Esta comenzó su período de declive en el siglo XIV, debido a la mala administración de sus bienes y el progresivo descenso del número de canónigos que cuidaban. Esta situación se agravó durante el siglo XV debido a dos terremotos, que dañaron la canónica. El golpe definitivo fue la secularización de las canónicas, ordenada por el Papa Clemente III en 1592. Esto provocó el fin de la vida monástica. A principios del siglo XIX se desamortizaron sus dependencias, quedando la iglesia como parroquia rural y en la Guerra Civil se quemaron sus retablos.


El templo fue profundamente reformado después de los terremotos del siglo XV, en que se hundió la torre de campanario, parte de la bóveda y la fachada. Originariamente se construyó con una amplia nave, acabada en un transepto, en el que se abrían tres ábsides semicirculares.


Los dos laterales estaban orientados al sur y al norte, que actualmente en Cataluña sólo se repite en Sant Serni de Tavèrnoles y después de la reforma hecha en el siglo XII en la iglesia de Sant Nicolau de Girona. La del lado norte fue destruida en 1765, para construir la capilla del Santísimo, pero todavía se conserva la del lado sur.


La nave está cubierta con bóveda de punto de almendra.


El ábside, en cambio, se cubre con una bóveda de cuarto de esfera, modificada en el siglo XV.


En el siglo XIV se decoró la bóveda inferior del coro, situado a los pies de la nave, con pinturas murales en que se representa la vida de Cristo, de la Virgen y de San Agustín.


Actualmente se conservan en el museo del templo.


En el altar podemos contemplar una reproducción del frontal románico de influencia bizantina, que actualmente se conserva en el Museo Episcopal de Vic. Es el ejemplo más interesante de esta corriente en Cataluña.


Ingresó en el museo alrededor del año 1898, después de ser encontrada haciendo las funciones de puerta de una pocilga. Para poder desarrollar este nueva tarea, había sido serrada por la mitad, perdiendo así gran parte de la policromía.


Se pintó en la segunda mitad del siglo XIII. En el centro está representada la Virgen con el Niño en su regazo, rodeados por cuatro ángeles. María lleva en la mano derecha la manzana del árbol del Paraíso, convirtiéndola en la nueva Eva, cuando con su hijo redimió al mundo. Los ángeles que le rodean tienen a su lado el nombre de los cuatro evangelistas y sostienen con sus manos el firmamento, en el que está María, el sol y la luna.


En los extremos se representaron, distribuidas en dos niveles, cuatro escenas de la infancia de Jesús: la Anunciación, la Visitación, la Epifanía, y la huida a Egipto.


En el lateral derecho se pintó a María y a San Juan, sentados en dos bancos. Rodeando a María hay siete palomas, dentro de un círculo rojo, que representan los siete dones del Espíritu Santo.


En el otro lateral se representa la escena de la Coronación de María por parte de Cristo, un tema poco habitual en la pintura románica catalana.


También se conserva en este museo una talla de Cristo Crucificado de la segunda mitad del siglo XII.


El Cristo presenta una actitud serena y sin sufrimiento, típica en las Majestades de esta época, mostrando así el triunfo sobre la muerte. La imagen lleva una túnica azul.


Esta talla fue de las primeras obras en formar parte del fondo del museo y fue exhibida en la Exposición universal de Barcelona de 1888.


La cruz ha perdido la mayoría de su policromía, especialmente en la cara posterior. Por la parte frontal sólo se conserva la inscripción en latín "Jesús Nazareno Rey de los Judíos". En la parte posterior sólo podemos ver el toro que representa a San Lucas y un pequeño fragmento del Agnus Dei.


Sobre el frontal también se puede observar una cruz de altar de los siglo XIII, obra del maestro de Lluçà. Es ligeramente posterior al frontal, con una marcada influencia bizantina y anunciando ya las líneas góticas en la figura de Cristo pintado sobre la cruz.


En el museo también podemos contemplar una talla de la Virgen, que ha perdido el Niño que tenía en su regazo. Está fechada en la segunda mitad del siglo XII.


Presidiendo el altar encontramos una reproducción de otra talla de la Virgen con el Niño en su regazo, que fue quemada durante la Guerra Civil.


La puerta de acceso al templo se reconstruyó en época barroca, pero conserva buena parte de la forja románica


También es de forja, pero del siglo XV o XVI la cruz de término, que se conserva en el Museo Episcopal de Vic. En ella podemos ver representado un Cristo Crucificado rodeado de los símbolos de la pasión (tenazas y martillo) y motivos florales.


Otro de los elementos interesantes de este edificio es su claustro, de planta irregular.


A los pies de la nave se conserva la pila bautismal de la iglesia de Salcelles. Es un ejemplar de gran tamaño, datado a finales del siglo XII o principios del XIII.