El templo de Sant Jaume de Igualada estaba dentro del término del castillo de Òdena, dependiente de la parroquia de Sant Pere de Òdena. Las primeras noticias que tenemos de este edificio datan de 1059, aunque la construcción actual parece datar del siglo XII. En este momento, Guillem Bernat de Òdena y su esposa donaron esta iglesia como dote de un hijo que se hacía monje de Santa María de Ripoll. La donación pero fue a Santa María de Montserrat en 1102, que dependía de Ripoll.

En 1236 ya aparece citada como Sant Jaume Sesoliveres. El núcleo de población que había alrededor del templo desapareció en 1384 debido a los efectos de la peste negra. Tres siglos más tarde, en 1685, el templo dejó de tener culto. Esto propició que el edificio entrara en un estado de total abandono, que casi lo llevó a la ruina, hasta que en 1993 se restauró.

El templo tiene una única nave, que estaba cubierta de bóveda de cañón ligeramente apuntada y reforzada por un arco toral. Esta se derrumbó por completo durante los años de abandono.

Esta nave está rematada a levante por un ábside semicircular, que en la parte central tiene una ventana de medio punto y doble derrame.

Hay cuatro ventanas más que permiten la entrada de luz al templo. Encontramos una ventana en el muro sur cerca de la cabecera. Esta ventana había quedado cegada por la construcción de una sacristía, eliminada durante las obras de restauración. En el muro norte encontramos una ventana similar, en este caso a los pies de la nave.

También encontramos dos ventanas más en el muro de poniente,

Se pueden encontrar dos puertas de arco de medio punto doveladas: una en el muro sur y la otra en el lado oeste. La del lado sur es la más antigua y está decorada con un arco a modo de guardapolvo. Ambas perdieron numerosas dovelas durante el abandono.

En el siglo XV se sobrealzó el templo con un piso en forma de pórtico. Para poder sustentar esta planta fue necesario reforzar la estructura de la iglesia con cuatro grandes contrafuertes en el muro sur.

El muro oeste ha sido muy alterado con el paso de los siglos. En el siglo XVIII se modificó la espadaña que corona este muro.