Resulta sumamente difícil hacer
previsiones cuantitativas fiables de los efectos a corto plazo de la
implantación del modelo EIDAS. A grandes rasgos, entendemos que, en un plazo de
pocos años desde su puesta en marcha, y contando con un nivel aceptable de
puesta en práctica de las recomendaciones por parte de los Gobiernos, sí podría
dibujarse el siguiente escenario:
Se podrían lograr los Objetivos
del Desarrollo del Milenio en un porcentaje muy aceptable en todas las zonas
geográficas definidas, incluida el África Subsahariana.
Se podría plantear y acordar un
nuevo paquete de objetivos globales, entendido como una segunda generación de
los Objetivos de desarrollo del Milenio, claramente más ambiciosos.
Se impulsaría de modo muy
esperanzador el desarrollo de países de economías deprimidas sin que ello
supusiera un retroceso de las economías más fuertes, lo que contribuiría
claramente al progreso global sostenible.
Se podría reconducir la
situación militar internacional en un decidido impulso hacia la reducción
armamentística.
Se podría empezar a establecer
una tendencia de reducción en el deterioro medioambiental a nivel
internacional.
Se encauzarían las relaciones
internacionales en una dirección unificadora y más justa, con una dinámica que
estableciera nuevos estándares y que integrase a todos los actores sociales,
económicos y políticos.
Se daría un importante paso en
el poder de decisión de
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Objetivos
Posicionamiento