Provincia de Barcelona


Sant Miquel de Cardona
(Cardona, El Bages)

41º 54,814'N ; 1º 40,880'E    




La historia de Cardona está ligada a la de su castillo. A sus pies y entorno al mercado fue creciendo una población, que tenía como templo parroquial la iglesia de Sant Miquel. La primera noticia documentada data del año 1013.


El crecimiento de la población obligó a construir un nuevo templo más grande y en estilo gótico, que se consagró en 1398. Este templo fue sufragado en gran parte por los mercaderes de la población.


Del templo románico casi no queda nada. Tan sólo el campanario de torre y algunas pequeños restos encontrados en recientes excavaciones.


La iglesia actual es gótica, con una sola nave cubierta con tres tramos de bóvedas de crucería. Está rematada al este por un ábside poligonal.


En cada uno de los tramos se abren dos capillas laterales en cada muro, situadas entre los contrafuertes, como es habitual en el gótico catalán. La mayoría de capillas del lado sur fueron modificadas en época barroca. En el fragmento de muro entre capillas encontramos una pequeña columna adosada, que se alza hasta el nivel de una imposta lisa.


Bajo el presbiterio se construyó una cripta entre los años 1.501 y 1524.


En ella se veneran las reliquias de Sant Celoni y Sant Ermenter. Estas fueron traídas desde el monasterio de Cellers de Torà. No podemos ofreceros la ficha correspondiente a este antiguo monasterio, pues el ayuntamiento de Torà nos ha denegado el acceso.


La puerta principal se encuentra en el muro norte, formada por arquivoltas apuntadas en gradación, que se apoyan en finas columnas. La puerta estaba flanqueada por dos ventanas góticas, ahora cegadas.


En el tímpano se conservan algunos restos de policromía.


En el muro de poniente se empezó a construir una puerta de similares características, pero no se terminó de hacer. Sólo se construyó la puerta y parte de las columnas que debían conformar las arquivoltas.


La torre de campanario fue "redescubierta" durante las obras de restauración realizadas en el templo entre los años 1985 y 1991 por el Servicio de Patrimonio Arquitectónico de la Diputación de Barcelona. En ese momento se identificaron las ventanas románicas, que habían sido cegadas.


Tiene planta cuadrada y el piso inferior se adaptó como capilla lateral del templo gótico. El primer piso tiene un vano de medio punto en tres de sus lados. Este cuerpo fue construido en el siglo XI.


Un siglo más tarde se levantó un nuevo cuerpo, con dos niveles de ventanas geminadas de tradición lombarda en los cuatro lados.


En época barroca se construyó un piso más con grandes ventanales para alojar las campanas. Este cuerpo se coronó con un templete neoclásico, eliminado durante la restauración.


Se accede al campanario gracias a un cuerpo añadido a levante. A la derecha de la puerta actual, vemos los restos de la antigua puerta, que comunicaba la torre con el presbiterio románico.


Durante esta campaña de restauración y de excavación arqueológica se localizó una cámara enterrada y cubierta con un bóveda de cañón. Está localizada en el antiguo espacio conocido como el cementerio cerrado, junto a la antigua sacristía, también eliminada en este momento.

Es una sala rectangular de casi ocho metros de largo con orientación norte - sur. La bóveda fue cortada por la construcción de uno de los contrafuertes del ábside gótico. A pesar de ello, la cámara se siguió utilizando y a principios del siglo XVII se reconvirtió en osario. Esta nueva utilidad vino provocada por la construcción de las capillas barrocas, que ocuparon parte del antiguo cementerio. Los restos de este cementerio fueron depositados en el osario. Se cree que este espacio fue construido en el siglo XIII como cisterna.

En el interior del templo todavía se pueden contemplar algunos valiosos retablos. En la antigua capilla del Santo Cuerpo de Cristo se ha colocado un fragmento del retablo del Espíritu Santo, obra del pintor local Pere Vall. Se pintó a principios del siglo XV.


La tabla central, que es la que se conserva en el templo, está dedicada a Pentecostés. La rodeaban varias escenas relativas a la acción del Espíritu Santo como el Bautismo de Cristo y la Anunciación. Desgraciadamente gran parte de este retablo ha desaparecido y sólo se conservan estas dos tablas en el Museo Diocesano y Comarcal de Solsona.


Actualmente se ha creado "un nuevo retablo" añadiendo cuatro tablas del retablo de Santa Úrsula y de las Once Mil Vírgenes, obra del Maestro de las Figuras anémicas.


Otra obra de Pere Vall es el retablo de Santa Ana, la Virgen y San Amador.


En la tabla central encontramos a Santa Ana con la Virgen en su regazo, flanqueada por San Juan y San Amador.


A la izquierda de esta tabla vemos la anunciación a San Joaquín y el abrazo de este con Santa Ana ante la puerta de Jerusalén en el registro superior. El registro inferior está dedicado al martirio de San Juan apóstol ante la Puerta Latina de Roma y el mismo santo escribiendo su Evangelio y el libro del Apocalipsis.


En el lado derecho vemos el nacimiento de María y su presentación en el templo. En el espacio de abajo vemos a San Pablo ermitaño criando a San Amador con leche de cierva. También vemos a San Amador diciendo una misa por sus padres.


Por encima de estos espacios vemos de izquierda a derecha: el Cielo con San Pedro en la puerta; Jesús en el trono rodeado por María, Juan y ángeles y el Infierno con los demonios y los condenados.


Había dos retablos más de Pere Vall en este templo, pero desgraciadamente se han fragmentado y la mayoría han pasado a manos particulares, como es el caso del retablo de San Blas. En el Museo Nacional de Arte de Cataluña hay una tabla correspondiente al Retablo de San Pedro.

En el Museo Diocesano y Comarcal de Solsona podemos encontrar unos fragmentos de pintura mural del segundo cuarto del siglo XIV, donde se ve la Crucifixión y escenas de la vida de San Esteban.

En el retablo mayor se venera la Virgen del Patrocinio, una talla de alabastro policromado que sostiene al Niño en el brazo izquierdo. Según la tradición fue traída desde Marsella en 1423 por el conde Joan Ramon Folc I, después de saquear la ciudad con el rey Alfonso IV cuando retornaban de Nápoles.

En el interior encontramos una pila bautismal procedente de la colegiata de Sant Vicenç del Castillo , datada en 1489.