La primera noticia documentada de este templo la encontramos en el Libri Antiquitatum de la Catedral de Barcelona. En este libro encontramos un documento de Lluís el Tartamudo,  dónde cede la iglesia y la celda de Santa Eulàlia y de Sant Genís a la sede barcelonesa el año 878. En el siglo X el templo cambia de manos, debido a que en el año 986 el rey franco Lotario confirmó la jurisdicción sobre el lugar al monasterio de Sant Cugat del Vallès.

En 1373 la capilla quedó deshabitada y sin culto hasta el siglo XVII, en que se volvió a poner en funcionamiento la iglesia. Antes pero, se reformó el templo añadiendo algunas dependencias. 

En 1850 Pau Pradell reformó nuevamente el templo, borrando prácticamente los elementos románicos desde el exterior. Fruto de estas obras es la curiosa torre campanario.

En la actualidad la capilla vuelve a estar abandonada y en un estado lamentable. La acción del hombre y la vegetación se han encargado de hundir prácticamente todos los elementos añadidos en época barroca y en el siglo XIX.

La iglesia que podemos contemplar se edificó en el siglo XII. Tiene una sola nave, de planta rectangular y acabada en un ábside semicircular.

A esta estructura se le añadieron capillas laterales y otras dependencias, que han alterado considerablemente el aspecto original del templo.

También se rehizo completamente el interior del templo. El ábside fue tapiado para construir un cambril.

En el ábside todavía se pueden ver las dos ventanas, que hasta no hace demasiados años todavía conservaban el arco monolítico y los sillares que formaban el derrame exterior.

También ha desaparecido una pila bautismal que hasta finales del siglo XX todavía se podía ver en el interior del templo. Era lisa y de grandes dimensiones.