Castilla y León - Provincia de Zamora


Colegiata de Toro
(Toro)

41º 31,193'N ; 5º 23,689'O   




Se empezó a construir a mitades del siglo XII, en el lugar dónde se cree que hubo una basílica previa de la época de la reconquista. 


Se construyó en dos etapas bien diferenciadas, como se puede observar en la fábrica y la calidad de los materiales utilizados. En la primera se construyeron los ábsides, el transepto y los muros perimetrales de todo el templo. Esta etapa se caracteriza por la calidad de la construcción, que sigue los mismos patrones que la catedral catedral de Zamora. Se cree que el maestro de obras podría ser el mismo o bien que quiso imitarlo.


El segundo maestro, en cambio, también intenta copiar la catedral zamorana, pero su técnica es mucho más tosca y denota inseguridad. Esto se puede ver claramente en la construcción de una bóveda de cañón apuntada, ya desfasada en aquella época, pero más segura, que dejó la nave principal sin luz. Esto obligó a abrir rosetones en los diferentes muros, que en muchos casos tienen trazas muy irregulares. 


De hecho el primer maestro de obras había previsto cubrir la nave con bóvedas de crucería, típicas del momento y construyó los arranques de los nervios y arcos. Al trazar una cubierta de cañón, estas se aprovecharon como base de los arcos fajones. El peso y las fuerzas de la bóveda de cañón apuntada no son los mismos que los que tiene una bóveda de crucería. Por suerte los pilares se habían sobredimensionado, pero a pesar de todo, en uno de los pilares del crucero este exceso de peso ha hecho que aparezcan grietas.

La ubicación del templo tampoco fue demasiado acertada, pues la intención inicial de copiar la planta de la sede de Zamora se tuvo que modificar, acortando en un tramo la nave. De lo contrario se habría tenido que cerrar una de las arterias principales de la ciudad que comunicaba con el puente.



El templo tiene planta basilical con tres naves acabadas en tres ábsides semicirculares. El central, de grandes dimensiones está precedido de un tramo presbiterial. Exteriormente están decorados con arcos ciegos, más elaborados que los lombardos, que se apoyan en ménsulas angulosas. El ábside central, además, está dividido por cuatro columnas adosadas. Horizontalmente está dividido en dos partes dónde encontramos unos grandes arcos ciegos, agrupados de tres en tres. Los de la parte superior están dovelados y se apoyan en parejas de columnas con los capiteles esculpidos con figuras humanas, aves y motivos vegetales. En el arco central se abre una ventana muy estrecha, con abocinamiento por el interior y en forma de saetera por el exterior.


Los ábsides laterales son prácticamente lisos. Una sencilla imposta esculpida con motivos vegetales los divide horizontalmente. Sobre ella y centrada, hay una ventana de medio punto, decorada con una arquivolta, que se apoya en dos columnas con capiteles esculpidos.

Las naves laterales están cubiertas con bóvedas de crucería, mientras que la principal, como ya hemos apuntado, tiene bóveda apuntada.


Destacan del interior dos capiteles en que se han esculpido algunas escenas como la de Daniel en el foso con los leones, la de una dama que despide a su caballero a las puertas de la ciudad. También ha dos con motivos vegetales y animales.  También son dignos de mención los rosetones y la decoración de la ventana que hay en el último tramo del muro norte.

Uno de los elementos más interesantes de la colegiata es el cimborio. Nuevamente nos encontramos ante una copia, aunque que mejorada, del que tiene la catedral de Zamora. Se levantó un piso más que el de la capital, lo que provocó que no se pudiera cubrir con piedra su tejado, al ser el peso excesivo.

Cimborio          Detalle cimborio


Destacan sus dos hileras de ventanas, que iluminan el templo. Entre dos ventanas encontramos una columna, que se prolonga en forma de nervio hacia el centro de la cúpula dónde encontramos la clave de bóveda.


En la portalada del muro norte encontramos representada la escena del Juicio Final. Está formada por cuatro arquivoltas protegidas por un guardapolvo. Las tres exteriores se apoyan en parejas de columnas con los capiteles esculpidos, básicamente con motivos vegetales. El capitel más interior del lado izquierdo nos muestra una lucha entre centauros y caballeros.


La primera arquivolta, que es de tipo polilobulado de influencia mozárabe, está esculpida con motivos geométricos y vegetales. A continuación se representa el Juicio Final de dentro hacia fuera. En la segunda arquivolta están esculpidos catorce ángeles que se dirigen hacia el Salvador, situado en el centro. La tercera arquivolta vuelve a estar decorada con motivos vegetales, mientras que en la más exterior se representó a Cristo flanqueado por San Juan y la Virgen y por los veinticuatro Ancianos de la Apocalipsis. Estos hacen sonar sus instrumentos.


La portalada estaba protegida por un pórtico del que sólo quedan los apoyos en el muro. Sobre ellos podemos ver una gran ventana decorada con dos arquivoltas esculpidas también con motivos vegetales.

Ventana situada sobre la portalada norte      Escultura adosada en el muro norte


A pesar de la belleza de la portalada norte, la más conocida y destacada de este templo es la que está situada en el muro oeste. Se empezó a construir hacia el año 1250. En el siglo XIV se adosó a este muro la capilla de Santo Tomás, que ha permitido la conservación de esta maravilla de la escultura medieval. Se empezó a edificar siguiendo los cánones románicos para acabarse con el esplendor del gótico. Destaca por conservar casi toda la policromía original del siglo XIII. Lamentablemente las imágenes que puedo aportar de esta portalada, así como del resto del interior del templo, no son de demasiada calidad, por que están realizadas a escondidas, al no conseguir el permiso para poder fotografiarlo y así poderlo incorporar a esta web. 


La etapa románica corresponde hasta la altura de los capiteles. En ellos se representa la infancia de Jesús con imágenes del Nacimiento, la Adoración de los pastores, la Matanza del Inocentes y la Presentación en el Templo. Las imágenes ya dejan entrever las formas góticas, si bien la temática proviene todavía de la tradición románica.

Sobre las columnas están situadas nueve estatuas que representan a diferentes personajes del Antiguo Testamento y un par de arcángeles. En el mainel encontramos representada a la Virgen con el Niño en los brazos. En el tímpano volvemos a ver a la Virgen en este caso en el momento de su coronación. En las arquivoltas se representa nuevamente el Juicio Final con imágenes del purgatorio, del Paraíso y del Infierno.


La torre campanario se levanta adosada al muro norte. Como en el caso de la nave, la limitación de espacio por culpa del camino que llevaba hacia el río hizo que se modificaran las dimensiones de su base. Esto provocó que se derrumbara en varias ocasiones. Hasta el primer piso de campanas todavía es el original románico, si bien los últimos pisos son de factura barroca.