Se desconoce la fecha de su construcción, si bien su parecido con San Julián de Prados y  Santa María de Bendones hacen pensar que son de la misma época.

Presenta planta basilical con tres naves de cuatro tramos separadas por arcos de medio punto, ligeramente peraltados, que se sustentan en pilares de planta cuadrada. Las naves tienen cubierta de madera.

La cabecera está formada por tres capillas rectangulares. Están cubiertas por bóveda de cañón que se apoya en una línea de imposta. Las capillas están comunicadas entre ellas a través de un arco de medio punto que se abre en los muros divisores. En el muro derecho de la capilla principal podemos encontrar un pequeño habitáculo dónde se seguramente se guardaban reliquias. Sobre esta misma capilla se levanta la cámara secreta. Está iluminada por una ventana de tres arcos de medio punto, el central más grande, apoyados en finas columnas.

Al ser la nave principal más alta que las laterales, permite que haya unas ventanas rectangulares en la parte superior, que iluminan el templo. Las celosías que las cubren son factura moderna.

El templo tenía adosadas en las fachadas laterales dos pequeñas estancias, de las cuales sólo quedan parte de los cimientos y unas puertas en los muros de la iglesia.

En 1936, como muchas de otras iglesias asturianas, fue incendiada y se derruyó en parte. En el año 1940 se inició su reconstrucción, que se prolongó hasta la década de los setenta.  Durante estas obras se creó el vestíbulo por el que se accede al templo, siguiendo los restos de los cimientos encontrados.

Pese al incendio, todavía se pueden observar restos de pinturas en sus muros.

El campanario que podemos ver en el sector noroeste pertenece a la restauración hecha durante los años setenta, sin que haya ninguna constancia de su existencia anterior.