Nos encontramos ante un templo realizado durante el reinado de Alfonso II, pese a que no hay ninguna constancia documental de su existencia hasta el reinado de Alfonso III.

Durante la Guerra Civil fue incendiada y se derruyó parcialmente. En 1958 se inició su restauración y la reconstrucción de sus muros con materiales encontrados in-situ.

Tiene una sola nave, más ancha que larga, como sucede en el transepto de San Julián de los Prados. La cabecera está formada por tres capillas, la central cubierta con bóveda de cañón. El resto del templo tiene cubierta de madera. En la capilla central podemos encontrar una ara de altar prerrománica. Es de las más antiguas del prerrománico asturiano, sólo superada por la de San Juan de Santianes de Pravia. Sobre la capilla central encontramos el cámara secreta, que está iluminada por una ventana con tres arcos apoyados en pequeñas columnas cilíndricas. El resto de ventanas de la iglesia están cubiertas con celosías, todas ellas de nueva factura.

Se accede a la iglesia a través de un gran pórtico, flaqueado por dos pequeñas estancias.

En el interior del templo todavía se conservan algunos elementos ornamentales similares a los de la citada iglesia de San Julián de los Prados. En el arco que da paso a la capilla del lado sur podemos ver guirnaldas florales. También se observa un zócalo en los muros de esta capilla y de la central.

En el ángulo suroeste y separada del templo se levanta una torre de planta cuadrada que se reconstruyó con piedras encontradas en la zona. Los expertos no se ponen de acuerdo en si se trataba de un elemento original o añadido con posterioridad.