Templo edificado a finales del siglo XIII. Es quizás uno de los más monumentales del Val d'Aran. 

Su interior está distribuido en tres naves con planta basilical. La cabecera la forman tres ábsides semicirculares, que por la parte exterior están decorados únicamente con unos interesantes canecillos esculpidos. Los canecillos no sólo los encontramos en los tambores absidiales, si no que recorren completamente los muros norte y sur. 

Del exterior también hay que destacar su portalada. Está situada en el muro sur y originariamente estaba protegida por un pórtico del que todavía se pueden ver los agujeros dónde iban las vigas de madera y los muros laterales.

La portalada está formada por seis arquivoltas boceladas de medio punto y en gradación. La más exterior está esculpida a modo de guardapolvo. En sus extremos podemos ver unas cabezas humanas con expresiones grotescas. Esta y la siguiente son las únicas que están esculpidas con cintas y tallos entrelazados.

Las cuatro arquivoltas centrales descansan en ocho columnas con los capiteles esculpidos con motivos vegetales. Corona este conjunto un crismón esculpido.

A ambos lados de la puerta podemos encontrar unos grandes arcos ciegos a modo de arcosolios. En el lado derecho podemos ver dos que en su punto de unión se apoyan en un capitel con unas aves esculpidas. Éste se sustenta en una columna lisa.  

En este muro podemos ver una pequeña ventana románica con una arquivolta de medio punto apoyada en dos falsas columnas. A pesar de todo, la mayoría de ventanales que iluminan el interior del templo son de factura posterior, básicamente góticos.

La torre de campanario está situada a los pies de la nave y fue añadida en el siglo XV. En la cabecera encontramos un sencillo campanario de espadaña.

Las naves están separadas entre si por pilares cruciformes, que sostienen los arcos formeros y fajones, así como los nervios de la bóveda ojival de la nave central. Las naves laterales están cubiertas con bóvedas de cuarto de círculo y los ábsides con cuarto de esfera. En el tramo más próximo a la cabecera podemos ver unas interesantes pinturas del siglo XVI. Estas fueron descubiertas en el año 1994 cuando se procedió a retirar la capa de cal con que se había recubierto el templo en el siglo XVIII.

En el templo conservan tres pilas románicas. La primera la encontramos cerca del ábside sur empotrada en un muro. En su parte frontal están esculpidas unas bolas y unos cilindros. En un pilar del lado norte, justo en el tramo dónde se encuentra la puerta de acceso al templo, hay excavada otra pila. En este caso está decorada con una cruz y una flor circunscritas. La última pila es muy simple y no tiene decoración. 

También hace falta parar atención a la talla del Cristo Crucificado que podemos encontrar en el ábside principal. Es conocida con el nombre de la Majestad de Salardú. Es de madera policromada y se mantiene en bastante buen estado, pese a haber perdido algunos dedos de las manos. A juzgar por sus trazos parece ser una obra del Maestro de Erill. Bajo él podemos ver el altar, que se apoya en unas columnas con las bases esculpidas.