Iglesia mencionada por primera vez el 7 de mayo del año 1048. Se trata de un edificio construido en parte aprovechando la roca de la montaña. Es por este motivo que sus dimensiones son muy reducidas, al quedar encajada en la peña, para poderse adaptar a las irregularidades del terreno.

En el año 1071 el arcediano Bernat de la Seu d'Urgell cedió la iglesia a la parroquial de San Julià de Lòria, para que sus sacerdotes tuvieran cuidado de ella.

A finales del siglo XX el templo estaba totalmente derruido, conservándose los muros laterales y el ábside hasta la altura de las ventanas, aproximadamente. Tras hacer algunas excavaciones, que permitieron descubrir algunas tumbas y piezas de cerámica, así como la base del altar, se procedió a reconstruir el edicio.

El templo está formato por una sola nave acabada por poniente con un ábside semicircular. Esta disposición responde a la orografía del terreno, por que el único acceso posible es por el este. Es en este muro que se abre la sencilla puerta de acceso, formada por un arco de medio punto dovelado totalmente reconstruido. También es totalmente reconstruido el campanario de espadaña que corona el muro oeste, del que no se tiene constancia si ya existía anteriormente o no.

En el tramo presbiterial podemos ver dos hornacinas, a ambos lados de la nave, la función de las cuales se desconoce.