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Lectures de primavera

Dia de la Dona

30 DÍAS TENÍA SEPTIEMBRE

de Robert F. Young

El letrero en el escaparate decía:
Maestra de Escuela en Venta
Baratísima
Y en letras más pequeñas:
Puede cocinar, coser y sabe desenvolverse
en el hogar....
    Al verla Danby pensó en pupitres, borradores, hojas de otoño; en libros, sueños y risas. El dueño de aquel pequeño almacén de segunda mano la había ataviado con un vestido de alegres colores y unas minúsculas sandalias rojas. Permanecía en una caja, colocada en posición vertical en el escaparate......
 
http://www.ebookmall.com/ebook/124600-ebook.htm
 
© Robert F. Young. "Thirty days had September". 1957.
 
 
 
 
María Antonieta
de Stefan Zweig 
 

INTRODUCCIÓN

    Escribir la historia de la reina María Antonieta es volver a abrir un proceso más que secular, en el cual acusadores y defensores se contradicen mutuamente del modo más violento. Del tono apasionado de la discusión son culpables los acusadores. Para herir a la realeza, la Revolución tenía que atacar a la reina, y en la reina, a la mujer. Ahora bien. veracidad y política habitan raramente bajo el mismo techo, y allí donde se traza una imágen con fines demagógicos, es de esperar poca rectitud de los siervos complacientes de la opinión pública. No se ahorró ninguna difamación contra María Antonieta. ningún medio para llevarla a la guillotina: todo vicio, toda depravación moral, toda suerte de perversidad fueron atribuidos sin vacilar a la louve autrichienne, a la loba austríaca, en periódicos, folletos y libros: hasta en la propia morada de la justicia. en la sala del juicio, comparó el fiscal, patéticamente, a la «Viuda Capeto» con las viciosas más célebres de la historia, con Mesalina, Agripina y Fredegunda. Tanto más completo fue después el cambio, cuando, en 1815, ascendió otra vez un Borbón al trono de Francia: para adular a la dinastía, la figura diabólica fue repintada con los colores más suntuosos: no hay representación de María Antonieta procedente de ese tiempo, sin nubes de incienso ni aureola de santidad. Los cánticos de alabanza suceden a los cánticos de alabanza, la intangible virtud de María Antonieta es defendida airadamente: su espíritu de sacrificio, su magnanimidad, su heroísmo inmaculado, son celebrados en verso y en prosa, y un velo de anécdotas, abundantemente impregnadas en llanto, tejido en general, por aristocráticas manos, envuelve el transfigurado semblante de la reina mártir, de la reina mártir.

    Aquí. como en la mayoría de los casos, la verdad psicológica viene a encontrarse entre los dos extremos. María Antonieta no era ni la gran santa del monarquismo.....

© Stefan Zweig. María Antonieta

 

TRES VERSIONES DE LA VIDA

 de  YASMINA REZA

http://www.diplomatie.gouv.fr/label_france/ESPANOL/ART/yasmina_reza/page.html

http://www.chez.com/theatrart/

http://www.complete-review.com/authors/reza.htm

HUBERT:        Ya estamos media hora atrasados, no podemos ni volver a casa ni buscar - a esta hora de la noche - un vendedor de medias. Asumamos el incidente. 
INÉS:              Me apuraste y ahí está el resultado. ¿Todavía falta mucho?. ¿Por qué estacionaste tan lejos?. Aquí está lleno de lugares…¿a quién se le ocurre vivir acá? 
HUBERT:        ¿No tenés esmalte de uñas? 
INÉS:              ¿Esmalte de uñas? 
HUBERT:        Para resolver lo de la media. 
INÉS:              ¿Y parecer una mendiga? 
HUBERT:        Son las nueve y veinte
INÉS:              ¡No puedo llegar con una media corrida! 
HUBERT:        ¿Quién lo va a ver?   
INÉS:              ¿Quién lo va a ver?. Todos menos vos; si alguien llega a casa con una media corrida, lo primero que veo es la media corrida. 
HUBERT:        Lo único que le tenés que decir a la mujer de Henri es que se te acaba de correr la media en el ascensor, que estás muy incómoda y con un poco de suerte ella te  presta un par. Inés, esta gente me importa un carajo, hace tres años que él no publica nada, necesita de mi ayuda para ascender a Director de Investigaciones, aunque llegues con una media corrida o no, van a estar de rodillas a mis pies.

© Yasmina Reza. Tres versiones de la vida. 

 

 

MEMORIAS DE UNA GEISHA

de Arthur Golden

..... Llevaban kimono y adornos en los cabellos parecidos a los de las geishas, pero el obi iba atado por delante en lugar de ir atado por detrás. Nunca lo había visto y no lo entendí, pero ésa era la marca que distinguía a las prostitutas. Una mujer que tiene que estar toda la noche poniéndose y quitándose la banda del kimono, no puede entretenerse atándoselo por detrás....

    Con la ayuda de una de estas mujeres, encontré el Tatsuyo, en un callejón sin salida, en el que sólo había tres casas más. Todas tenían letreros junto a la puerta. No puedo describir cómo me sentí cuando vi uno que decía «Tatsuyo», pero lo que sé es que empecé a temblar como si fuera a explotar. En la entrada del Tatsuyo había una vieja sentada en un taburete charlando con una mujer mucho más joven,....

 ........... —Cachead a la niña —dijo Mamita.

    Una vez, cuando tendría unos seis años, estaba viendo a una araña tejer su tela en un rincón de nuestra casa. Antes incluso de que la araña hubiera terminado, un mosquito cayó en la tela y quedó atrapado en ella. Al principio, la araña no le prestó ninguna atención, y siguió con lo que estaba haciendo; sólo cuando terminó, se incorporó sobre sus larguiruchas patas y mató al pobre mosquito. En ese momento, viendo acercarse a mí los delicados dedos de Hatsumono, supe que estaba atrapada en la tela...

.......... —¿Sabes cuánto he pagado por ti? —me preguntó finalmente.

—No, señora —contesté—. Pero seguro que va a decirme que pagó más de lo que valgo.

No diré que era ésta una forma educada de contestar...

..... —Tienes razón —dijo—. Medio yen habría sido más de lo que vales. Me había parecido que eras una chica lista. Pero no eres lo bastante lista para saber lo que te conviene —volvió a dar unas bocanadas a su pipa y luego dijo—: Pagué por ti setenta y cinco yenes; eso es lo que pagué. Entonces vas y destrozas un kimono y robas un broche, y ahora te rompes un brazo, así que tendré que añadir a tus deudas los gastos en médico. Además de tus comidas y tus clases. Y esta misma mañana me dice la madame del Tatsuyo de Migyagawa-cho que tu hermana se ha escapado. Todavía no me había pagado lo que me debía por ella. Y ahora dice que no piensa pagármelo. Así que lo añadiré también a tus deudas. Pero ¿qué más da? Ya debes más de lo que podrás devolver nunca.

    Así que Satsu había logrado escapar. Me había pasado el día preguntándomelo, y ahora tenía la respuesta. Quería alegrarme por ella, pero no podía.

—Supongo que podrías saldar la deuda tras diez o quince años de geisha —continuó—, si logras hacerte con cierto renombre. Pero ¿quién va a invertir ni un céntimo en una chica que se escapa?.....

© Arthur Golden,1997.Memoirs of a Geisha.Traducción: Pilar Vázquez. 

 

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