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Lectures

Las relaciones peligrosas

de Choderlos de Laclos

« Ce livre, s’il brûle, ne peut brûler qu’à la manière de la glace.»
Baudelaire

        Por dura que fuesen, señora, las condiciones que me imponéis, no me niego a cumplirlas. Siento que me sería imposible contrariar ninguno de vuestros deseos. Una vez de acuerdo sobre este extremo, me atrevo a presumir que, a mi vez, me permitiréis haceros alguna peticiones, mucho más fáciles de conceder que las vuestras, y que por supuesto quiero obtener mediante mi completa sumisión a vuestra voluntad.

    Una que espero conseguir de vuestra justicia es que me facilitéis el nombre de mis acusadores; me han hecho según creo, el daño suficiente para tener derecho a conocerlos. La otra que espero de vuestra indulgencia, es qu eme permitáis renovaros alguna vez el testimonio de un amor que va a merecer más que nunca vuestra piedad.

    Pensad, señora, que me apresuro a obedeceros, aun cuando no puedo hacerlo más que a expensas de mi dicha; diré más, lo hago persuadido de que si deseáis mi marcha es sólo para salvaros del espectáculo siempre penoso del objeto de vuestra injusticia.

    Reconoced, señora, que teméis menos a la gente, acostumbrada a respetaros para atreverse a formar un juicio desfavorable, que a la molestia que os ocasiona la presencia de alguien a quien os resulta más fácil castigar que acusar..... (pg 81)

 

    Todo está tranquilo, señora, en este país..... Esperaré aquí vuestra respuesta, y ella determinará mi conducta.

 

.... Vuestras órdenes son encantadoras, y vuestra manera de darlas, aún más adorables. Harías amar el despotismo. No es la primera vez, bien lo sabéis, que siento no ser ya vuestro esclavo; y a pesar de que me llaméis monstruo, jamás recuerdo sin placer los tiempos en que me honrabais con nombre tan dulces. Hasta deseo con frecuencia merecerlos nuevamente y acabar por ofrecer al mundo un ejemplo de constancia. Pero nos reclaman intereses superiores; nuestro destino es conquistar, y hay que seguirlo; tal vez al final de la carrera volvamos a encontrarnos, porque, dicho sea sin deseo de enojaros, bella marquesa, vos me seguís con paso por lo menos igual (Pág. 23) 

 

© Choderlos de Laclos. "Las relaciones peligrosas", 1782. Ediciones Orbis, 1970.