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Lectures

Lectures d'estiu

 

Vivaldi

de Marc Meunier-Thouret 

 

    ¿Qué quiere decir Vivaldi empresario? ¿Oh, no! No nos lo imaginemos sentado cómodamente en el despacho de una agencia musical, según las normas actuales. En aquella época, el empresario es un hombre que lo hace todo: promotor, administrador, director de escena inventivo, siempre al acecho de novedades, viajero, obrero manual, contratista de la ilusión escénica que, a fin de cuentas, no goza de gran consideración. Todo un pueblo vive de él: desde el despabilador de las velas hasta los perceptores de derechos, desde el sastre hasta los mozos que manejan las piezas de la maquinaria. Tiene que elegir los repartos, esquivar los caprichos de la "prima donna" y las chinchorrerías del "primo uomo", actuar astutamente con los protectores de las beldades.... Sin olvidarse de adular a sus madres.

    También se producen escándalos. El empresario debe velar para impedirlos. Uno de los turbios colaboradores de Vivaldi se ve mezclado en una sucia historia: el secuestro por unos sicarios de unas cantantes que han roto los contratos, a las que hacen víctimas de violencias. Una de ellas tratando de huir cae en un canal. Finalmente el proceso se sobresee gracias a la intervención de personajes amigos de Vivaldi. Se ha demostrado que al libretista de la primera ópera de Vivaldi acusado de estafa le buscaban los polizontes del reino de Nápoles. ¿La justicia? Con frecuencia hace caso omiso de la legalidad. Un poeta satírico de la época aparece apuñalado por algunos espadachines, a sueldo sin duda de una personalidad de la ciudad que se consideraba difamada. Se hace el silencio sobre el asunto. No se está muy lejos de practicar la "omerta", esa ley del silencio, tan cara a los "maffiosi" sicilianos.

    Vivaldi se debate, pues, entre personajes sospechosos, especuladores equívocos, gentes sensibles a la venalidad. Hace falta ser un santo para no dejarse corromper, y el abate Vivaldi no es un santo. Venecia reúne tantos aventureros de todo pelaje que no sorprenderá saber que Cagliostro estuvo en ella para cometer algunas de sus fechorías y que Law la escogió para acabar sus días.

    Y todavía no hemos contado el asunto del teatro del Santo Ángel del que Vivaldi, primer socio, se convierte en único empresario. La cesión del terreno sobre el que la sala se construyó en 1676 - y no es la primera en la historia de Venecia- se consintió para siete años por las familias Marcello y Capello, pasados los cuales los cedentes debían recobrar la posesión del edificio. A la expiración de aquel plazo, el empresario Santurini no hizo caso de las reclamaciones legales de los dos propietarios y siguió administrándolo en beneficio suyo. Una petición de embargo se aplazó una y otra vez. ¿A qué potencia oculta debe el ser invulnerable, como lo será su sucesor Vivaldi a partir de 1713? El abuso de la confianza ha adquirido fuerza de ley. Sólo mucho más tarde los propietarios entrarán en posesión de sus bienes.

    Durante este período, hay otros dos acontecimientos: el violinista alemán Pisendel, enviado oficial de la corte de Dresde, viene a pedir a Vivaldi que le dé lecciones. Ésta es la señal de su gran prestigio en el extranjero, confirmada por un editor de Ámsterdam que le pide la edición en exclusiva de sus obras. Durante cerca de veinte años, Holanda imprimirá las obras de Vivaldi una reedición de las Opus I y II y la edición de las Opus II a XII. Según costumbre del tiempo , Vivaldi sólo confió a la imprenta una modesta parte de su obra: 42 sonatas y 84 conciertos. El resto circulaba en manuscritos. Vivaldi trabaja por encargo y no teme, como buen comerciante, adelantarse a sus clientes.... (págs 33/34)

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    LAS CUATRO ESTACIONES

    .... las partituras en las que a lo largo del texto musical, el compositor ha incluido algunas frases tomadas de los poemas impresos en las guardas. Sonetos de un moderno lirismo, pero el genio de Vivaldi no está ahí.

.... La referencia minuciosa a los pajarillos, al lamento del pobre campesino, a las ráfagas del viento, al animal acosado por los cazadores satisfarán los espíritus bucólicos. Al siglo XVIII le gustaba buscar esas imitaciones sonoras, casi lo mismo que al decorador barroco le encantaba multiplicar los adornos engañosos. Si tratamos de percibir el calor y el frío de las Estaciones, corremos el peligro de infantilizar la música y de ponerle un freno, ya que cada instante no es más que voluptuosidad sonora. 

    1.- "¡Ha llegado la primavera!" ¡Y en mi mayor si os agradada! Fuentes truenos y cantos de pájaros se reparten el Allegro; el cabrero dormita en la segunda parte y una danza pastoril anima el final.

    Hay detalles de escritura encantadores. Por ejemplo en el Adagio se superponen tres efectos descriptivos: la cantinela del violín, tierna como el sueño del cabrero que quiere evocar; un diseño obstinado de dos notas en las violas que parece significar un guau guau de perro bien educado, y, en tercer plano, un susurro de hojas en semicorcheas punteadas, verdadera caricia primaveral..... (Pág. 63)

    

LOS CUATRO SONETOS GRABADOS SOBRE LA PARTITURA DE "LAS CUATRO ESTACIONES":
 
....... EL INVIERNO:

    Temblar ateridos en la nieve helada bajo el soplo feroz de un viento espantoso; correr pataleando y dando diente con diente por el frío excesivo...... (Pág. 124)

 

© Vivaldi de Marc Meunier-Thouret. Edt. Espasa-Calpe, 1979. Tradcc Felipe Ximénez de Sandoval.