Templo documentado en el siglo X. El edificio que podemos contemplar en la actualidad es el resultado de varias modificaciones sufridas a lo largo de los siglos. Durante los siglos XI y XII se añadieron algunas elementos, que le configuraron la imagen que podemos contemplar hoy en día. En  el siglo XVIII se produjeron nuevas reformas, que afectaron a la bóveda de la nave y a la portalada. 

El templo está formato por una única nave de pequeñas dimensiones y acabada en un ábside semicircular.  

El ábside se decoró externamente con arcos ciegos de estilo lombardo y dos lesenas, de las cuales sólo se ha conservado una. 

Interiormente tiene dos hornacinas que no llegan al nivel del suelo. La cubierta de la nave fue rehecha en el siglo XVIII, siguiendo los cánones barrocos. 

Durante esta reforma también se sustituyó la antigua portalada del siglo XII, por la actual. Está situada en el muro oeste y está formada por un sencillo arco de medio punto dovelado. La portalada del siglo XII también era de factura muy sencilla, pero como mínimo tenía dos columnas con capiteles esculpidos, que actualmente decoran una casa particular.  

Frente del templo todavía podemos contemplar los restos del castillo de Sacama. Se edificó en el siglo X aprovechando dos paredes de roca que forma la propia montaña.  En el siglo XII se hicieron algunas reformas, pero que no modificaron demasiado su estructura.  Todavía se pueden ver algunos pequeños fragmentos de sus muros.