Provincia de Barcelona


Sant Jaume de Frontanyà
(Sant Jaume de Frontanyà, Berguedà)

42º 11,286'N ; 2º 1,518'E     




Los orígenes de este templo los podemos encontrar en la iglesia de Sant Jaume el Vell, situada sobre una cima cercana a la población de Frontanyà. De este templo, consagrado el 20 de junio de 905, sólo quedan unas hileras de sillares correspondientes a la parte baja de los muros.

La necesidad de construir un nuevo templo se empezó a hacer evidente en la segunda mitad del siglo XI y a partir de 1060 se empiezan a recoger donativos y testamentos destinados a esta obra. Así pues, a finales del siglo XI la comunidad de canónigos abandona este primer templo y construye uno nuevo mucho más monumental en el pueblo, pues debía cumplir las funciones parroquiales y también tenía que servir a la comunidad. Este fue dedicado a Santiago, San Pedro y San Juan.


La comunidad comenzó a entrar en decadencia a partir del 1395, cuando murió el último prior que residía en la canónica ya partir de entonces los priores comendatarios fueron apropiándose de las rentas del cenobio. En 1592 el papa Clemente VIII extinguió las canónicas agustinianas. A pesar de ello, el edificio continuó ocupado, en este caso por una comunidad de clérigos seculares, dependiendo del obispado de Solsona.


De la canónica agustiniana sólo queda en pie el templo de finales del siglo XI. Se trata de uno de los templos más perfectos y proporcionados de la arquitectura lombarda en Cataluña. Tiene planta de cruz latina con una única nave, con transepto y tres ábsides semicirculares.


Tanto la nave como el transepto están cubiertos con bóveda de cañón, que arranca de una sencilla moldura de cuarto de bocel.


La bóveda de la nave está reforzada por un arco toral.


En el crucero encontramos una cúpula que exteriormente se transforma en un cimborrio de doce caras, que sirvió como modelo para la reconstrucción del monasterio de Santa María de Ripoll .


Está decorado con un friso de ventanas ciegas en la parte superior.


El ábside central está decorado internamente con cinco nichos semicirculares enmarcados por un arco de medio punto apoyado en columnas adosadas al muro. En el central se abre una ventana de medio punto y doble derrame.


Exteriormente los tres ábsides siguen los cánones lombardos, con una decoración formada por un friso de arcos ciegos, y en el caso del ábside central también podemos encontrar cuatro lesenas.


En el muro este, justo en la base del cimborrio, podemos encontrar otro friso de arcos de medio punto.


Los ábsides laterales destacan por su altura y estrechez. La unión entre el ábside y el transepto se hace mediante un corto espacio presbiteral.


Los muros norte y sur son lisos, sin decoración. La puerta principal está situada en el muro oeste. Este muro está decorado con lesenas y arcos ciegos dispuestos en dos registros: el superior sigue la pendiente del tejado.


La puerta es muy sencilla y está formada por dos arcos de medio punto en gradación.


Corona la fachada un campanario de torre, construido en el siglo XVI a partir de uno anterior de espadaña.


Existen tres puertas más que comunicaban el templo con otras dependencias de la canónica. En el brazo norte del transepto había una puerta que comunicaba con el cementerio, hoy tapiada. Está formada por un arco de medio punto adovelado reseguido por otro arco hecho con pequeños sillares.


En el muro sur se abrió una puerta en época moderna para comunicar el templo con la rectoría que se construyó en el lugar donde estaban las dependencias de la canónica. Esta puerta se eliminó en la última restauración, cuando se derribó la rectoría.


La comunicación con el antiguo claustro se hacía a través del brazo sur del transepto, donde se ha reconstruido la antigua puerta, si bien se ha dejado cegada.


De este claustro sólo se han conservado dos capiteles, que actualmente se conservan en el interior del templo.


También se conserva, en el brazo norte del transepto, una pila de aceites y los pies de la nave una pila bautismal.


No encontraremos en el templo, si no en el Museo Diocesano y Comarcal de Solsona un fragmento de un retablo gótico dedicado a Santiago. Sólo se ha conservado una parte de este retablo, realizado hacia el año 1300 con pintura al temple sobre tabla. Estaba formado por dos registros de los que sólo queda el inferior, en el que están representadas cinco escenas. Desgraciadamente, la luz exterior que entra por los grandes ventanales góticos producen reflejos en el barniz del retablo, que dificultan la toma de fotografías.


En la primera escena conservada vemos a los discípulos de Santiago en un barco en el puerto de Joppe llevando una arqueta con las reliquias del santo. Este barco llegó a las costas de Galicia, donde la reina Lupa les cedió su carruaje para llevar las reliquias hacia su palacio. En la escena se han representado a dos discípulos que conducen un carro llevado por dos toros: uno rojo y otro negro, hacia el palacio.

Los discípulos de Santiago depositan sus reliquias en un barco   Los restos de Santiago son llevados al palacio de la reina Lupa


Las tres últimas escenas corresponden a diferentes milagros que se atribuyen a Santiago.

Fragmento del retablo conservado en el Museu Diocesà de Solsona   Fragmento del retablo conservado en el Museu Diocesà de Solsona   Fragmento del retablo conservado en el Museu Diocesà de Solsona


Este retablo estaba ubicado en el ábside principal y rodeado de pinturas murales, que desgraciadamente forman parte de una colección privada de Barcelona y por tanto no las podemos contemplar. Estas pinturas estaban distribuidas en quince escenas.