Su construcción la impulsó el cardenal Giuliano Della Rovere, que fue abad entre los años 1472 y 1482, si bien nunca residió en el monasterio. El cardenal vivía en Roma, desde dónde encargó las obras de este nuevo claustro gótico, que se empezó a construir en septiembre de 1476 Posteriormente Guiliano Della Rovere fue nombrado Papa el año 1503, con el nombre de Julio II.

Tras la Guerra del Francés, como el resto de la abadía, quedó muy deteriorado y en un estado de completa ruina. A pesar de todo se conservaron algunos muros y muchos elementos que permitieron la reconstrucción de dos alas en el año 1955.

Las dos alas que se han conservado corresponden a los lados septentrional y occidental

Tienen dos pisos de altura, de diferentes características. El nivel interior tiene arcos apuntados decorados con una sencilla moldura, que descansan en finas columnas cuadrilobuladas. Estas tienen los capiteles esculpidos con motivos vegetales, animales y figuras humanas.

En la intersección de los arcos encontramos unas cabezas humanas esculpidas y que representan algunas figuras ilustres de la nobleza catalana de la época

En varios puntos del claustro podemos encontrar las figuras de unos ángeles, que sostienen un escudo de Montserrat, donde se ve una montaña cortada por una sierra. También encontramos el escudo del cardenal Della Rovere, donde se representa un roble.

El piso superior se construyó entre los siglos XV y XVI. Tiene menor altura y los arcos son de perfil bajo muy simples.

En las diferentes puertas que hay en los muros del claustro, encontramos diferentes elementos escultóricos, que siguen la tónica del resto del claustro, con motivos vegetales y animales.