El lugar de Seva aparece documentado por primera vez en el año 904. Tendremos que esperar casi medio siglo, concretamente hasta el año 952, para encontrar alguna noticia de la iglesia, cuando Martí y su mujer Formosa y Justosa vendieron a Sunsind y a su mujer Bella una viña y tierra yerma, situada en el término de Seva.

En el siglo XI se construyó un nuevo templo gracias a las donaciones que recibió. Esta iglesia es la que ha llegado hasta nuestros días, si bien presenta muchas modificaciones de épocas más tardías. En el siglo XVII fue suprimido el ábside, se construyeron unas capillas laterales cerca del presbiterio y se sobrealzó el templo.

El templo tiene planta de cruz latina. En el sector de poniente de la nave es dónde todavía podemos observar vestigios románicos. En el muro sur se conserva un friso d’arcuraciones ciegas sin lesenas y dónde se puede ver claramente el sobrealzamiento de la nave.

El elemento románico más importante que conserva el templo es la torre de campanario adosada en el muro norte.

Tiene planta cuadrada y una altura de seis pisos. En cada uno de estos niveles se abren varias ventanas. En los dos niveles inferiores se abre una ventana en los todos los muros, excepto en el que se adosa a la nave. Esta ventana tiene forma de saetera por la parte exterior, mientras que por el interior es abocinada. En el tercer piso encontramos dos ventanas del mismo tipo situadas en el lado norte y sur.

A partir del cuarto piso aumenta la luz de las ventanas. En este nivel encontramos una ventana con arco de medio punto en cada uno de los lados a excepción del de mediodía.

En los dos últimos pisos encontramos una una ventana geminada con doble columna en cada uno de los muros.

Los capiteles tienen esculpidos motivos geométricos muy esquemáticos. El estado de conservación no es demasiado bueno, debido a la erosión.

El campanario de Seva se caracteriza por la ausencia de arcuraciones, bandas y frisos, tan habituales en el siglo XI.

En 1915 se construyó un portal neorrománico.