Provincia de Barcelona


Sant Esteve de Granollers de la Plana
(Gurb, Osona)

41º 58,593'N ; 2º 16,487'E    




Iglesia situada dentro el antiguo término del castillo de Gurb, en el lugar de Granollers, sobre un pequeño cerro en el que estaba la fortaleza de los castlans de Gurb, antes de trasladarse a Mont-ral. Este lugar aparece documentado por primera vez el año 949 en un escrito de compraventa de tierras


Desde el año 960 se tiene constancia que desarrollaba tareas parroquiales, condición que todavía conserva. Doce años más tarde fue vendida por el conde Borrell de Barcelona y su esposa Ledgarda a su hijo Ansulf, vicario condal del castillo de Gurb. A pesar de esta venta, los obispos de Vic intentaron mantener el control sobre la iglesia y el resto de las parroquias del castillo de Gurb.

En el año 1080, Guillem Bernat de Queralt, señor de Gurb, donó la mitad del la parroquia de Sant Esteve de Granollers al monasterio de Santa Maria de Ripoll. Esta situación no fue nada pacífica y se generaron constantes disputas entre el obispado y el cenobio. Fue necesaria la intervención del papa Urbano II, que en 1096 confirmó los derechos del monasterio sobre la iglesia. Estos derechos no fueron reconocidos por el obispado hasta que en 1103, Arnau de Malla, obispo de Vic, cedió al monasterio todos los derechos sobre la parroquia, pero se mantuvieron los derechos que tenía sobre ella el archidiácono.

Estos derechos fueron fuente de nuevos conflictos, que propiciaron una nueva intervención de la Santa Sede. En 1167 el papa Alejandro III envió una bula al obispado, dándole 40 días de plazo para restituir los derechos del monasterio sobre el templo.

La iglesia primitiva fue sustituida en el siglo XI por una de nueva. Esta fue consagrada el año 1088 por el obispo Berenguer Sunifred de Lluçà.


El templo es de una sola nave, rematada al este por un ábside semicircular de tradición llombarda, iluminado por tres ventanas de medio punto abocinadas.


Está decorado externamente con arcos ciegos de grandes dimensiones, un friso de dientes de sierra y lesenas.


El interior del ábside también esta decorado con cinco fornículas, decoradas con pinturas de factura moderna.


Procedente de una de estas fornículas, en el Museo Episcopal de Vic, se conserva un fragmento de pintura mural descubierto en 1942. Su cronología seria de finales del siglo XIII, que explicaría sus trazos próximos al gótico. Representa el busto de un santo.

También se conserva en este museo un fragmento dónde se representó la Huida a Egipto. Está muy mutilada, pero todavía se puede interpretar su significado.

Se cree que el templo tenía cabecera trilobulada. De hecho, en 1357 estaban consagrados tres altares dedicados a San Esteban, Santa María Magdalena y San Juan. Probablemente, las absidiolas laterales fueron eliminadas en los siglos XVII y XIX para construir capillas laterales.


El interior del templo fue reformado según los gustos barrocos.


Durante estas reformas también se construyó un campanario de torre en el ángulo noroeste y se reformó la fachada de oeste.


También se reformó la puerta de acceso al templo, situada en el muro sur.


La apertura de capillas laterales provocó la desaparición de gran parte de la decoración de los muros laterales, a base de arcos ciegos. En el muro sur sólo se han conservado dos arcos y medio cerca de la cabecera. Sobre la puerta de acceso encontramos unos cuántos arcos más. En el lado norte se han conservado hasta once arcos, pero en peor estado.

Arcos ciegos del muro norte     Arcos ciegos del muro sur

La gran altura de su ábside se debe a la existencia de una cripta, hoy convertida en sacristía. Tiene el mismo perímetro que el ábside y también se ilumina gracias a tres ventanas, situadas a nivel del suelo si las miramos desde el exterior del edificio.


En frente de la iglesia encontramos un bloque de piedra, con su interior vaciado y muy erosionado, que podría corresponder a una pila de aceites o un sepulcro.