Encontramos este templo dentro del antiguo término del castillo de Cabrera, documentado desde el año 940. La iglesia se cita por primera vez en un listado de parroquias del obispado de Vic, realizado entre los años 1025 y 1050. En aquel momento aparece con el nombre de Sant Pere Sagorja. No será hasta el siglo XVIII que se expresará en plural.

Mantuvo la condición de parroquia hasta el año 1450, cuando debido a la despoblación de la zona perdió poder y pasó a depender de Sant Martí de Sescorts. En 1878 recuperó la independencia como parroquia exenta. Si bien conserva esta condición, el culto es esporádico. Por suerte, nuestra visita coincidió con la romería de Sant Bartomeu y eso nos permitió acceder sin problemas a su interior.

El templo está formado por una sola nave, muy ancha y cubierta con una bóveda de cañón en el primer tramo y de almendra en el resto del templo. Esta diferencia en la cubierta, muy probablemente se debe a los terremotos del siglo XV, que la deterioraron y fue necesario rehacerla. Está reforzada con tres arcos fajones.

El interior del templo se reformó profundamente en 1769 según el gusto barroco de la época. También se construyeron dos capillas laterales, dotando al templo de una planta de cruz latina.

La nave está rematada por el este con un ábside semicircular, mucho más estrecho que la nave.

La puerta de acceso se encuentra en el muro oeste, formada por un arco de medio punto, tallado en un único bloque de piedra.

En el lado izquierdo de la puerta encontramos los restos de lo que probablemente fue una lápida de un sepulcro.

Corona la fachada un campanario, inicialmente de espadaña de dos ojos pero transformado en una torre, de factura posterior.