Hacia el siglo I d.C. se construyó en la actual calle de la Paz una cisterna, que proveía agua a las termas de la población. Entre los siglos V y VIII esta cisterna se dejó de utilizar y se convirtió en un lugar sagrado, donde se han encontrado algunos enterramientos. Una vez conquistada la zona por los condes barceloneses, se edifica un templo, que en el año 966 fue donado a la catedral de Barcelona, según consta en el testamento del conde Mir.

Durante el tiempo en que Guislabert fue obispo, entre los años 1035 y 1062 se construyó un templo románico. Esta iglesia tenía una sola nave, a la que en época gótica se sustituyó la cabecera por un ábside poligonal. También en este momento se construye un campanario sobre el cimborrio románico.

Entre 1626 y 1638 se abrió la capilla del Roser en el muro sur de la nave.

A mediados del siglo XVIII se decide construir un nuevo templo junto al románico. Se aprovecha el muro sur de éste para utilizarlo como muro norte del nuevo templo.

Gracias a los estudios realizados en este muro podemos deducir que el templo románico aprovechó los muros perimetrales de la cisterna romana, condicionando así sus dimensiones.

El muro estaba reforzado por cuatro arcos de medio punto, de los cuales uno fue abierto el año 2002. Se puede entrever el que hay a su lada, ya que ha caido gran parte del encalado con que se cubrió el templo barroco.

El templo disponía de un transepto elevado, no destacado en planta, rematado con un cimborrio.

Como se puede ver en la siguiente fotografía, la intervención arqueológica llevada a cabo por el Ayuntamiento de Sant Boi, se ha ceñido únicamente a un arco. El resto del templo continúa oculto y sin ningún tipo de protección, usándose incluso como aparcamiento.