Provincia de Barcelona


Sant Andreu de Sagàs
(Sagàs, Berguedà)

42º 3,022'N ; 1º 57,645'E   




Templo consagrado por el obispo de Urgell Nantigís en 903. Su construcción fue propiciada por el presbítero Galmido y por los habitantes del lugar de Sagàs. Mantuvo una estrecha relación con el monasterio de Sant Pere de la Portella, al que le vendieron o cedieron muchos bienes y propiedades durante el siglo XI.


El templo actual se edificó en el siglo XI, sobre el anterior prerrománico. De este sólo se ha conservado una necrópolis localizada bajo el ábside principal. El nuevo templo se construyó con planta basilical y tres naves, rematadas al este con tres ábsides semicirculares. El aspecto actual responde a las acciones que se realizaron en la década de los ochenta del pasado siglo, en primer lugar por los propios vecinos de la zona, que retiraron las decoraciones de tipo clasicista realizadas después de la Guerra Civil y posteriormente por la Generalitat de Cataluña, que consolidó los muros y cubiertas del edificio, dotándolo de la imagen actual.


La nave central, más ancha y alta que las laterales, actualmente está cubierta con una bóveda de cañón. Las naves laterales tienen bóvedas de cuarto de círculo. Estas no eran las cubiertas originales, pues inicialmente el templo fue concebido con cubiertas de madera. La separación entre naves se hace mediante arcos formeros de medio punto, que se apoyan en pilares rectangulares.


A finales del siglo XI o principios del XII se sustituyeron las cubiertas de madera por las bóvedas de piedra. Esto obligó a modificar las ventanas que hay en los muros laterales del templo. Había ventanas distribuidas en dos niveles, unas destinadas a iluminar la nave central y otros para hacer lo mismo en las laterales. Las primeras fueron reducidas a la mínima expresión por la construcción de la bóveda central.


Las que iluminaban las naves laterales fueron cegadas por la construcción de altares laterales. En la última restauración se volvieron a abrir. Estas ventanas eran de medio punto y abocinadas, formadas por un arco dovelado y reseguido por un arco hecho con pequeñas losas.


También la construcción de las bóvedas laterales comportó el cegamiento de los dos ojos de buey que hay en la fachada de levante, justo encima de los ábsides laterales.


Nuevamente, la construcción de la bóveda de la nave central conllevó la reducción de la altura de los muros norte y sur y por tanto la parte superior del muro oeste. En este muro todavía se observan fragmentos de las lesenas que decoraban esta fachada. Probablemente completaban la decoración unos arcos ciegos, hoy desaparecidos en rebajar la altura de este muro.


Si que se ha conservado la decoración lombarda del ábside principal, que está decorado con parejas de arcos ciegos, separadas por lesenas. En cada uno de estos espacios hay una ventana ciega. En la parte central se abre una ventana de medio punto y doble derrame.


La decoración del ábside principal contrasta con la sobriedad de los ábsides laterales, que son totalmente lisos. Sólo tienen una ventana en la parte central del ábside.


La puerta de acceso, situada en el muro de poniente, es de factura moderna y sustituye la portada original.


En el siglo XVII, debido al crecimiento del núcleo de población situado a mediodía del templo, se abrió cerca del presbiterio una puerta en el muro sur, formada por un arco de medio punto con grandes dovelas. Esta puerta fue cegada para construir una nueva en este muro cerca del campanario. En la última restauración se eliminó esta última apertura y se volvió a abrir la del siglo XVII.

A finales del siglo XIX se construyó un campanario de torre en el ángulo suroeste.


Ya en el siglo XX se adosó una rectoría en el lado derecho de la cabecera.


Procedente de este templo se conserva en el Museo Episcopal de Vic un frontal de altar policromado, dedicado a San Andrés.


Está presidido por un Pantocrátor, al que rodean las imágenes del Tetramorfos, en este caso representado por ángeles, si bien cada uno de ellos tiene la cabeza en forma del animal simbólico que los representa.


En los extremos se representaron varias escenas de la vida del santo. En el ángulo superior izquierdo se narra la escena de su encarcelamiento. San Andrés aparece derecho sujetado por dos soldados. A la derecha vemos a Egée, que ordena a los soldados que lo encarcelen en la fortaleza, donde otro soldado toca el cuerno.


En la escena inferior volvemos a ver a Egée, responsable del encarcelamiento de San Andrés, ordena a dos soldados que lleven al santo hacia su suplicio. Dos mujeres escuchan el testimonio de fe del santo antes de su martirio, que como indican las dos estrellas de ocho puntas, se produjo por la noche.


En el ángulo superior derecho se representaron dos escenas. La primera corresponde a la Crucifixión de San Andrés, aunque no fue clavado en la cruz, si no atado, como se puede ver representado con unas cintas de color rojo. En el lado izquierdo vemos a Egée que es atacado por un personaje, mientras que otro lo estira hacia la condena eterna. Una inscripción nos aporta las pistas necesarias para interpretar la escena: Diabolus Occidente Egeas, es decir que el demonio castiga a Egée por su pecado.


Por último vemos a cuatro mujeres, tres de las cuales llevan la cabeza nimbada, mientras que la otra lleva la cabeza cubierta con una toca. También vemos a dos jóvenes, uno encima del otro, el de arriba intentando coger algo. No está clara la interpretación de la escena. Hay varias especulaciones al respecto, pero la más creíble podría ser que los dos jóvenes intentan desatar al santo, que está sobre él en la escena superior, mientras las mujeres lo miran. Tres de ellas irían nimbadas en referencia a los tres días que duró el suplicio.


En el Museo Diocesano y Comarcal de Solsona se conservan los laterales de altar, con escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento. Estos dos elementos fueron parcialmente mutilados para adaptarlos a una predela.


En uno de los fragmentos se representaron las escenas del Pecado Original, el Prendimiento de Jesús y su Crucifixión, y en el nivel inferior la entrada de Jesús en Jerusalén Domingo de Ramos.


En la otra mesa se representó la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento de Cristo, la Matanza de los Inocentes, aunque sólo se ha conservado un soldado, y la Epifanía. Es curiosa la representación del Nacimiento, con Jesús en una pequeña cama, acompañado por las cabezas del buey y la mula en el ángulo superior izquierdo. En el registro inferior encontramos a María en cama ya José sentado junto al cabezal. Por encima de este vemos a un ángel.


En el año 2008, en la exposición El Románico y el Mediterráneo, realizada en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, se pudo contemplar otra vez todo el conjunto completo, después de algunos siglos.


En la iglesia se puede contemplar una reproducción de este conjunto.