Situado en la cima de una pequeña cumbre que dominaba la parte baja del río Llobregat, se levanta este gran casal gótico, edificado a pocos metros de la iglesia de Santa Maria. Gracias a las excavaciones realizadas en el espacio que hay entre los dos edificios, se ha podido determinar que el lugar ya estaba ocupado en época romana. En varios documentos de los siglos XI y XII se habla de una torre defensiva en esta zona, sin que se conozca su ubicación exacta.

El castillo se empezó a construir a finales del siglo XIII o principios del XIV, siendo el núcleo de la propiedad que tenían la familia Cornellà en esta zona.  Actualmente tiene planta cuadrada, organizada alrededor de un patio central y con una torre en cada uno de sus ángulos, si bien inicialmente sólo se construyeron las dos delanteras.

En la parte inferior de sus muros todavía se pueden ver saeteras.

Durante la Guerra Civil Catalana, entre 1462 y 1472, el castillo fue confiscado por la Diputación del General y cedido al capitán de las tropas que defendían el Llobregat, para que lo convirtiera en el centro de operaciones. En esta ocupación se reforzaron las defensas del edificio, fortificándolo.

Una vez finalizado el conflicto bélico el castillo fue retornado a la familia Ribes, que lo ocuparon a lo largo del siglo XVI. De hecho Adriana de Ribes lo convirtió en su residencia y acondicionó como tal. Es en este momento cuando se construyó la segunda planta y las escaleras del patio, se incorporó la capilla de San Antonio al recinto y se abren ventanales góticos en los sectores más antiguos, como en las torres delanteras.

A finales del siglo XVI el castillo estaba parcialmente derruido y gran parte de los campos por cultivar o inundados por las avenidas del río. Un siglo más tarde, en 1666, Baltasar de Oriol y Marcet, un miembro de la nueva nobleza protegida por los Austrias, compró el castillo, por convertirlo en el centro de la explotación agrícola, que con los años se fue ampliando, aumentando así el poder de la familia. Este aumento del poder adquisitivo y social de la familia Oriol implicó transformaciones y ampliaciones en el castillo. Las modificaciones se continuaron realizando durante los siglos XVII y XVIII, entre las que destaca la galería de la tercera planta.

A principios del siglo XX el castillo y las propiedades fueron embargados y vendidos en subasta pública para pagar las deudas de la familia Vía. El edificio fue adquirido por un payés con el objetivo de destinarlo a tareas agrícolas.

En 1992  el Ayuntamiento de Cornellà compró el edificio y después de restaurarlo, lo destinó a equipamientos de la ciudad. La planta inferior se utiliza como sala de exposiciones, conciertos, conferencias y otros actos públicos. En los dos pisos superiores se aloja el Archivo Histórico Municipal y la Fundación Utopía.