Se construyó con el objetivo de conmemorar el paso de las reliquias de San Isidoro, que se trasladaban desde Sevilla a León en el año 1066. El edificio actual pero corresponde al siglo XII.

El templo está formado por una única nave acabada en un ábside recto. Los muros laterales están decorados con un triple friso de dientes de sierra bajo el tejado, apoyado en canecillos decorados. También podemos encontrar dos pares de ventanas de medio punto, que están decoradas con una arquivolta plana sustentada por columnas con capiteles esculpidos con motivos vegetales. 

El muro este fue modificado en época barroca para construir un cambril.

El acceso principal se encuentra en el muro sur. La portalada la forman tres arquivoltas cilíndricas sin decoración ligeramente apuntadas. En el lado norte, la portalada también la forman tres arquivoltas en gradación, si bien son de medio punto y planas.

Algunos de los canecillos de este muro están decorados con motivos vegetales, geométricos, animales y de formas humanas.

El interior fue reformado en el siglo XVII añadiendo una bóveda nueva sobre la nave y decoraciones típicamente barrocas. La espadaña fue construida a principios del siglo XIX.