Su origen se remonta al siglo IX. De este edificio prerrománico no han llegado demasiados indicios, a parte de algunos restos arqueológicos de poco valor. El edificio actual data del siglo XII, si bien dos siglos más tarde se hicieron algunas reformas.

Está formada por una única nave rectangular, dividida en cuatro tramos, que acaba en un ábside semicircular. El presbiterio está cubierto con un bóveda de cañón y es más bajo que la nave. El ábside por su parte está cubierto con bóveda de cuarto de esfera. La nave originariamente también estaba cubierta con bóveda de cañón, pero después de la guerra Civil se sustituyó por la actual cubierta de madera Las pinturas que decoran el ábside son del siglo XVII.

El ábside está decorado externamente por una imposta que lo divide horizontalmente en dos partes y por dos columnas cilíndricas, con unos originales capiteles esculpidos con motivos geométricos. Sobre la ventana central podemos ver un bonito crismón dónde ha esculpida una cruz. Los tejados del templo se apoyan en una moldura sostenida por canecillos. Los del último tramo de la nave y los de la cabecera están esculpidos con cabezas de animales y humanos, así como con motivos vegetales y geométricos. El ábside está lleno de marcas de yeso para comprobar los movimientos que sufre. Tal y como se observa en las fotografías, se encuentra ligeramente inclinado y más hundido a medida que se aleja de la nave. Esperamos que las medidas correctoras por evitar estos desplazamiento no lleguen demasiado tarde y podamos continuar disfrutando, con todo su esplendor, de este bello templo.

Del interior destacan los ocho arcos destinados a las sepulturas de los miembros de la familia Quirós. También hay que prestar atención a la imagen medieval del Cristo Crucificado que hay en el presbiterio.

A los pies de la nave se encuentra la portalada. Está construida en un cuerpo añadido al muro dónde se abren tres arquivoltas de medio punto decoradas con motivos vegetales y de zigzag. Sostiene las arquivoltas tres pares de columnas, el interior de mayores dimensiones. Los capiteles del lado izquierdo sorprenden por que no se encuentran esculpidos, mientras que en los del lado derecho podemos encontrar imágenes de rostros humanos entre motivos vegetales. Coronando la portalada hay un tejaroz con nueve canecillos decorados con los mismos motivos que podemos encontrar en el ábside. Por encima del tejaroz hay una ventana apuntada con tracería gótica que corresponde a las reformas efectuadas en el siglo XIV.

Posteriormente se añadió una sacristía en el lado izquierdo del ábside y se abrió una pequeña puerta en el muro derecho de la nave.