A pocos metros de los restos del puente medieval, que permitía el paso del río Aragón a los peregrinos del camino de Santiago, encontramos este pequeño templo, parcialmente en ruinas.

Está formado por una sola nave, rematada al este por un ábside semicircular liso, por el exterior, pero decorado con una imposta por el interior.

Se cree que la nave tenía una cubierta de madera a dos aguas, mientras que el ábside tenía una bóveda de piedra de cuarto de círculo.

La puerta de acceso se encuentra en el muro sur. El arco monolítico está decorado con un motivo de zigzag y un par de cruces.

En el muro oeste encontramos otra puerta, ahora cegada, abierta posteriormente.

Corona este muro una espadaña de dos ojos.